Cuando pongo alguna pieza reciclada, me gustaría que pudierais ver el proceso para hacerlo. Es sumamente divertida la transformación, como martilleo las chapas hasta conseguir la media esfera, como la uno a la otra mitad y ya tenemos la bola, unida con soldadura fría, nada contaminante… estamos reciclando.
Elegir imágenes también es divertido, mezclarlas, alterarlas, poner alas donde sólo hay un cuerpo desnudo, todo esto en dos pequeñas chapas, paciencia y locura... geniales armas para mi juego.
El cuero tan limpio, tan nuevo, tan brillante… pues no, está hecho de retales, sí, de los retales que Luis ha recogido de las sobras de los geniales bolsos que fabrica, y los ha llevado a un taller en el que los transforman, todavía no se cómo (pero lo averiguaré). Hacen metros y metros de todos esos pequeños trozos. Gracias Luis por tu aportación y ayuda.
Y el metal, no es reciclado, pero si alterado como a mí me gusta, por el fuego. Cuando le das fuego al metal, es suficiente para que empiece a regalarte colores, increíbles colores, difíciles de describir, pero maravillosos. No te puedes pasar de grados, solo duran unos instantes, pero cuando los tienes ante ti, son instantes mágicos. ¿Entendéis por que disfruto tanto trabajando?
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